Sucede que solemos pensar que el odio separa a una persona o grupo de otro u otros «odiados».
Es probable que el odio favorezca un distanciamiento.
Un distanciamiento físico.
Un dejar de verse o verse mucho menos.
Y, muy frecuentemente, el odio facilita ese tipo de separación.
Atribuimos características totalmente negativas a quien sentimos odiar y entonces parece resultar más simple separarse.
Resulta más fácil apartarse de alguien que se piensa como indeseable que de alguien a quien se le reconocen características positivas.
Pero es algo muy distinto lo que ocurre psicológicamente.
Cuando las personas (o grupos) odian a otra persona (o grupo) ocupan mucho tiempo pensando en esa persona o grupo que odian.
Le desean el mal.
Pueden, incluso, pergeñar acciones que dañen a la otra persona o grupo.
Si, por ejemplo, una pareja se separa con odio, es frecuente que una de las personas (o ambas, cada una por su lado) estando a mucha distancia física de la otra y creyendo estar bien, piense o diga: «¿Qué tal? Mirá si me viera ahora».
Separada por la distancia física, esa persona sigue sumamente vinculada con la otra en su sentimiento, su emoción y su pensamiento.
Contrariamente a lo que suele creerse, el odio, lejos de facilitar, impide la separación.
Personas y grupos que se odian, en realidad, se necesitan recíprocamente.
El otro odiado le da sentido a la vida del que odia.
Una razón de ser es ese odio y lo que puede hacerse contra la otra persona (o grupo).
Incluso puede creerse que ese odio y las acciones que se desprendan del mismo resulten beneficiosas para la humanidad.
Estos sentimientos y creencias suelen ser recíprocos.
Hay distintas formas de estar vinculados (personas, grupos).
El odio es una de esas formas.
Una lamentable manera de relación.
Lamentable y, muchas veces, destructiva en lo concreto.
Siempre, destructiva en lo psíquico y, por supuesto, en lo humano.
Las personas disponemos de saludables y fértiles recursos para vincularnos y, también, para separarnos, distanciarnos, diferenciarnos.
Guillermo D. Rivelis